sábado, 29 de septiembre de 2012

¿Quién es el destinatario? El hombre que responde ante el llamado a la felicidad.


                     ¿Quién es el destinatario?      

Por Juan Antonio Bernardo Montes
Seminarista de 1ro de Teología

El titulo de este articulo parase ser ambiguo por dejar simplemente una duda al aire, sin tener un contexto claro, sin embargo nos referiremos a la persona del siglo XXI; lo primero que se puede pensar de alguien de esta época es resaltar la mentalidad moderna que se posee, el relativismo en el que se ve sumergido y la cientificidad en la que vive, de manera que ante estas realidades del hombre de nuestro tiempo es más exigente, no es una persona que se conforma con una respuesta sencilla, busca que realmente la respuesta este bajo una solida justificación, donde la razón sea la que predomine ante el mensaje que se quiere transmitir, así el destinatario se vuelve una persona multiforme, es decir, se va formando a través de filosofías e ideologías que muchas veces confunden y otras tantas que  ayudan a desvelar dudas, pero que al final dejan un vacío aun más profundo de nuevas preguntas nacidas de su conocimiento, si bien llega a entender que en cuanto más sabe, más dudas nacen, por lo tanto entre más dudas tenga, más tendrá que buscar.

Pero al final, qué es lo que busca el sujeto del siglo XXI, qué es lo que desea y cuando lo encuentre que hacer con eso, pensar en esto podría ser algo ambicioso, porque hablar de manera general de lo que el hombre tiene como objetivo es enmarcar al ser humano, en un cubo que no permite ejercer la libertad que por antonomasia posee, pero lo que si es posible saber es que el hombre esta destinado a ser feliz o al menos debería serlo, y esta es una visión que Aristóteles resaltaba del hombre, la eudemonia; sin embargo para alcanzar tal objetivo, muchas veces visto utópicamente, se requiere de gran voluntad en el hombre, es decir, realmente el hombre es capaz de esto, el gran filosofo nos dice que el hombre será capaz de alcanzar a ser feliz en la medida en que este sea un hombre virtuoso y no se deje caer por los vicios, que dominan al hombre y lo hunden en sus placeres, convirtiéndolo en un esclavo de sus pasiones; sin duda que esta visión aristotélica es fundamental para entender el proceder del ser humano, sin embargo el cristiano no debe determinarse por las cuestiones terrenales, debido a que esta llamado a algo más, que es la santidad, como la misión terrenal, pero que no puede estar separada de la felicidad, de ello que la santidad debe vivirse felizmente, sino es así simplemente no se puede hablar de una verdadera santidad.

El problema de la felicidad es que suele ser muy relativa y esto complica el hecho que realmente una persona llegue a ser feliz, es decir lo que para uno es la felicidad para el otro no lo es y por tanto el concepto de la felicidad no queda definida, y la referencia de ella queda difuminada, convirtiéndola en una fantasía de cuentos y por tanto para mucho incluso inaccesible o inalcanzable por lo estereotipos que la misma sociedad propone; por otro lado, hoy la felicidad se identifica con la auto-realización de la persona, en la medida en que la persona se sienta a gusto consigo misma, es un primer paso para llegar a ser feliz consigo mismo, el problema esta en que este camino termino en un egocentrismo y puede incluso llegar al extremo de el hedonismo, y que al final nos da una idea de la felicidad muy equivocada, el sentirse bien con uno mismo es para que esta realización sea transmisible y no para encerrarse en si mismo, de ello que muchas veces el hombre pierde sentido en su propia vida, por no tener una caridad practica, terminamos con una felicidad a nivel psicológico, una cuestión meramente neuronal, olvidando si no es que eliminando la parte espiritual que el ser humano posee.

El hombre posee una relación muy estrecha con la religión y por tanto con lo espiritual, un ejemplo ilustrativo de ello es  su curiosidad por el origen de sí mismo, no puede quedarse estático, hay una búsqueda siempre de la verdad, “el hombre contemporáneo se reconoce mejor en la parábola budista del elefante y los ciegos: un rey del norte de la India reunió un día en un mismo lugar a todos los habitante ciegos de la ciudad. Después hizo pasar ante los asistentes  un elefante. Permitió que unos tocaran la cabeza, diciéndoles esto: esto es un elefante. Otros tocaron la oreja o el colmillo, la trompa, la pata, el trasero, los pelos de la cola. Luego, el rey pregunto a cada quien: ¿Cómo es el elefante?, según la parte que habían tocado, contestaron: es como un cesto de mimbre, es como un recipiente, es como la barra de un arado, es como un deposito, como un pilar, como un montero, una escoba… entonces (…), empezaron a pelear y a gritar “el elefante es así o asado” hasta que se abalanzaron unos contra otros a puñetazos, para gran diversión del rey” (Cardenal Joseph Ratzinger, ¿verdad del Cristianismo?, pág. 11), esta realidad es una de las que vivimos, no sabemos la verdad en su totalidad, sólo sabemos parte de ella, así la felicidad también no la conocemos en su totalidad, ubicamos caminos diversos que nos llevan a diversas satisfacciones, sin embargo existe una felicidad que es indistitutible, y es aquella que no se requiere de nada para ser feliz, llegar y decir “yo soy más rico que todos, porque no necesito de nada para ser feliz”, es hoy visto como una locura, todos necesitamos de cosas que nos den un estatuto social y confort, muchos desean aparecer en medios de comunicación y ser reconocidos e importantes, en pocas palabras muchos quieren ser actores, ¿será esta la felicidad, a la que el hombre es llamado?, ¿ser un hombre de economías?, la verdad es que no.

La vocación aparece ante el hombre como un medio económico del que se puede vivir, por eso muchas veces se entiende como profesión, es decir profesión y vocación, se entienden de la misma manera, sin embargo no es lo mismo, la vocación no se determina bajo esquemas de beneficios económicos, se determina por el gusto de vivir en lo que se hace; una profesión hoy lamentablemente, se ve por muchos no por el gusto, sino por lo que se puede obtener de ella, así se pierde el gusto por vivir lo que se busca, en dicha profesión, nadie disfruta su trabajo, sólo buscan remuneraciones; entonces ¿Quién es el destinatario para una vocación, cuando todos estamos sumergidos en un mismo contexto?, ¿Por qué unos pueden responder y otros no?, ¿Qué es lo que marca la diferencia?, sin duda todos somos testigos de un mismo cielo, de un mismo sol y una misma luna, y a pesar de ello, tenemos ideas distintas de estos elementos, así la vocación se muestra, como un llamado que todos escuchamos y que sólo unos responden, y no a una vida consagrada, sino a una  vocación a la felicidad, así una vocación de cualquier índole debe vivirse, dando testimonio de su plenitud como persona, hoy el destinatario somos todos, porque todos vivimos en el mismo mundo con los mismo desafíos, por ello en particular la respuesta al sacerdocio, se hace un reto, debido al secularismo que se infiltra como la humedad, pero debemos ser conscientes que en toda vocación debe ser destinada no para mi, sino para el otro, es así como encontraremos un modo de vivir distinto, al de vivir para mi, es decir, el que vive para servir, bien sirve para vivir, así hoy la pregunta es ¿el destinatario esta listo para dar respuesta al llamado que se le hace y responder con los retos que implica?, ¿realmente el hombre esta listo para la verdad y vivir en la verdad?, la respuesta sólo reside en ti. 

viernes, 28 de septiembre de 2012

Las Obras de Misericordia "Estoy a la Puerta y Llamo"

Programas del mes de septiembre

Martes  25 de septiembre




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En esta ocasión nos acompañó el padre Jesús Cárdenas y los seminaristas Juan Carlos González, Gilberto Barriga, Saúl Picazo. Trataron las obras de misericordia.



En Directo


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 Martes 18 de septiembre


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Han compartido los seminaristas Juan Carlos, Daniel Valera, Abel Gutiérrez y Antonio Exiquio, compartiendo sobre la Nueva Evangelizacion y el año de la fe.



Martes 11 de septiembre



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En esta ocasión tuvimos la presencia de los seminaristas: Abel Gutiérrez, Daniel Valera, Víctor Barrios y Hariank Famania, tratando el tema de la "Nueva Evangelización"


Martes 4 de sept.




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En esta ocasión nos acompañaron los seminaristas: Haryank Famania, Oscar de la Cruz, Abel Gutiérrez y Adrián Bennets  con el tema de "Porta Fidei"

jueves, 20 de septiembre de 2012

La copia barata del absurdo


Nuestro País en un mundo que no deja ser uno mismo.
La copia barata del absurdo

Por P. Mario Villanueva A.

México es un país con muchos valores, pero parece que en muchas ocasiones nos quedamos viviendo de cosas bellas que tenemos en un tiempo remoto próximo, son valores que se comparten con muchos pueblos de nuestro mundo, pero lamentablemente se van perdiendo a causa de muchos factores, entre ellos una mundo globalizado que no tiene tasa ni medida, sin embargo podemos aprender incluso de esta situación y sacar provecho para México y para el mundo en general, son cosas muy sencillas, muy obvias y no es más que volver a los valores familiares basados en la dignidad de la persona, porque solamente en la familia podemos ir encontrando algunos puntos de apoyo que no solamente nos ayudarán a crecer en lo personal sino también apuntalarán el crecimiento de un Pueblo y no me refiero a lo económico exclusivamente aunque esto viene como derivación de vivir en paz y en armonía comprometiéndose verdaderamente en servir y ayudar a todos los pueblos de la tierra. Pero ¿Cómo podemos ayudar a otros si nosotros mismos nos encontramos sumidos en un atolladero al cual no se le ve salida? En lo particular pienso que no es tanto el querer enrolarse en cambiar a toda una nación de la noche a la mañana, México tiene una población aproximada de  112 millones de personas, el verdadero cambio no va a venir porque determinado partido se encuentre en el poder (poder que está en función del servicio de la comunidad) sino de los valores que vayamos adquiriendo y/o fortaleciendo y que siempre vayan en función del bien común, es decir, el verdadero cambio comienza con uno mismo, en la manera en que me relaciono con los demás, en la responsabilidad que tengo respecto a la sociedad en la cual me desenvuelvo, valorando al ser humano en todas su ser y no necesariamente en sus funciones de productividad que tenga. Todo esto puede parecer quimérico en un tiempo como el de hoy, pero esto no es una propuesta nueva sino que está en los mismos principios que les dieron esplendor a muchos pueblos que lograron civilizaciones bellas aunque no exentas de sombras que opacaron los valores orientados hacia un bien supremo. Para nosotros como creyentes tenemos el reto de saber cultivar valores pero siempre en la perspectiva cristiana, enseñando la sana doctrina de Jesús que busca la salvación de toda la humanidad. Hace falta caminar mucho, pero vivir en paz con Dios y con el prójimo es posible, empieza con uno mismo y se transmite en la actitud humilde del encuentro con el otro. Dios los bendiga y sigamos en este caminar.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Filosofía. En búsqueda de la Verdad y su relación con el Sacerdocio


Importancia de la filosofía en la formación sacerdotal

 Por Sergio Labrada Hernández
Seminarista del Curso Introductorio


La filosofía es el amor ala sabiduría que nos enseña a comprender que el hombre no lo sabe todo, ni posee de manera perfecta la comprensión definitiva de todo, esto se ha descubierto desde el paso de los siglos desde los griegos pasando por Pitágoras quien se describe como amante de la Sabiduría, y el reconocido primer filosofo Tales de Mileto, Zenón, Heráclito, Empédocles, Sócrates, platón, Aristóteles y hasta Boecio, Santo Tomas de Aquino, Kant, Rusell Heidegger y Bondi todos ellos describe las cuestiones mas internas del hombre, la sociedad y el mundo que les muestra que es imposible saberlo todo pero de algo si están convencido que las respuestas más objetivas las otorga la filosofía.[1]

Con la filosofía investigamos la verdad, penetrando hasta las últimas razones del saber humano, es por esta y otras razones que es importante la filosofía para el aspirante al sacerdocio pues a través de ella puede descubrir su ser, y viéndose en su interior se encontrara consigo mismo, lo cual lo facilitara a encontrarse con los demás, y ayudarlos a que ellos se encuentren consigo mismo. El hecho de mantener una educación filosófica dentro de la etapa de formación del futuro sacerdote podrá llevar a este, al cuestionamiento de él y de su alrededor, esto lo moverá a la búsqueda de la verdad y al encuentro son su yo y los demás.

La filosofía se ha convertido para el aspirante al sacerdocio en un momento esencial de su formación intelectual que ¨lo lleva a un conocimiento y una interpretación más profunda de la persona, de su libertad, de su relaciones con el mundo y Dios.¨[2] su estudio es necesario no solo por las cuestiones filosóficas que se logran plantear al estudio de esta materia, si no por la situación de pensamientos , corrientes, ideologías y posturas, difundidas en nuestra sociedad y en todos sus extractos, en donde se exalta el libre pensamiento subjetivista, pintado con tintes de verdad, es a causa de esta situación que se plantea en todos los seminarios, ¨una sana filosofía que pueda ayudar al aspirante al sacerdocio a desarrollar una conciencia refleja de la relación constitutiva que existe entre el espíritu humano y la verdad.”[3] En la filosofía es seguro que aspirante al sacerdocio le beneficiara de gran manera a su búsqueda de la verdad, donde surgirá desde su interior una sed que buscara saciar siempre en la verdad, la cual lo moverá a reconocer que esta(no es creada por el hombre)sino que el hombre la recibe de porte de la verdad absoluta, Dios, en donde la razón a pesar de toda o incapacidad por saberlo todo y puede alcanzar la verdad que en la filosofía (le de un sentido radical ala existencia).

En la filosofía se encuentra la formación de buenos pastores, preparados de una manera específica para guiar al pueblo, por esta razón deben comprenderlo desde el sentido de la razón es ahí donde nace esa búsqueda por la verdad la cual se encuentra en un sentido más objetivo en la formación filosófica, al aspirante al sacerdocio se beneficiara en gran manera de esta formación porque en esta búsqueda se encontrara con el mismo y se verá en un plano ubicado en su realidad usted se encuentra aquí lo cual lo facilitara para encontrarse con los de su alrededor en la luz de la razón y será un pastor para los demás, el hecho de que el aspirante al sacerdocio pase por esta etapa, es para que atraviese por un proceso de maduración personal, espiritual, intelectual y vocacional, que lo conduzca a una mayor consolidación de sus propias aspiraciones y su visión futura, en un sentido lógico no se puede dar lo que no se tiene y esa maduración es posible por la filosofía.

La existencia de Dios el aspirante al sacerdocio en una búsqueda de la verdad llegara en primera instancia  a la máxima filosófica la existencia de Dios donde se cuestiona sobre su existencia en donde el medio que lo rodea le diga lo contrario a todas las mentes brillantes que la han contestado de manera afirmativa es ahí donde entra la filosofía y en donde su objetividad da una respuesta a la necesidad de algún ser superior, que justifique de algún modo tanto la existencia del hombre como la del mundo.[4]

El papel de la filosofía, dentro de los mismos estudios sacerdotales, mueve a un humanismo por la verdad visto a través de la realidad y de la fe y es en esta donde el aspirante al sacerdocio no la puede entender sólo como un acto de fe ciega, sino que éste presupone, por su naturaleza misma, los motivos de credibilidad, los cuales son en gran parte de naturaleza filosófica: el conocimiento de Dios, el concepto de creación, la providencia, el discernimiento de la verdadera religión revelada, el conocimiento del hombre como persona libre y responsable. El aspirante al sacerdote tiene, por tanto, necesidad de la filosofía para asegurar a su fe personal las bases racionales de valor científico que corresponden al nivel de su cultura intelectual, de ahí que la filosofía en sí tenga un alto valor pastoral, pues se convierte en un terreno insustituible de encuentro y de diálogo entre el pastor y su iglesia, por lo cual es necesario que el sacerdote, al ejercer su ministerio en una sociedad pluralista en la que cotidianamente se debaten problemas filosóficos fundamentales, sea capaz de mantener un inteligente intercambio de puntos de vista con los no cristianos acerca de las cuestiones fundamentales que tocan de cerca tanto su fe personal, cuanto los problemas más delicados del mundo.

Deseo reafirmar decididamente que el estudio de la filosofía tiene un carácter fundamental e imprescindible en la estructura de los estudios teológicos y en la formación de los aspirantes al sacerdocio, no por vivencia propia sino por las innumerables opiniones de los expertos en esta área formativa. No es casual que el curriculum de los estudios teológicos vaya precedido por un período de tiempo en el cual está previsto una especial dedicación al estudio de la filosofía, prescindir de esta materia causa una la falta de interés por el pensamiento y la cultura moderna, que ha llevado al rechazo de cualquier forma de diálogo o a la acogida indiscriminada de cualquier filosofía.

La Filosofía es indispensable para el aspirante al sacerdocio, por el sentido de autorrealización que logra en el empleo de esta materia, la cual abre su entendimiento para realizarse asimismo cuando o hace en su otro y ese otro es el “semejante que sale a su encuentro como un ser espiritual-personal de idéntica especie y valor, que nos habré y nos incita a creer, confiar, querer y amar”, solo en esta realización el aspirante al sacerdocio, lleva a su pleno desarrollo.[5]

Es indispensable que alguien que va ha ser futuro pastor de un pueblo tan combinado e incitado por ideologías tan diversas que tientan a la locura este preparado, es ahí donde se necesitan verdaderos pastores que a la luz de la razón den respuestas objetivas a las angustiantes cuestiones del ser que embargan a todo un pueblo, con un conocimiento objetivo, personal y con una comunión interpersonal el futuro pastor debe afrontar esta realidad, pues el mismo solo llega a su pleno desarrollo espiritual y personal dentro de la comunicación humana.[6] La cual es sumamente indispensable para el trabajo pastoral, desarrollándose en a la luz de la razón filosófica,

La filosofía le da al futuro sacerdote un conocimiento profundo del hombre es quien esta dirigido pues su trabajo no solo es comunicar el evangelio a toda creatura (marcos  nos 16:15) si no el de elevar su dignidad humana y para esto es necesario que el guía, pastor, sacerdote lo conozca pues solo conociendo al hombre se le habré desde adentro una realidad, y es en el “otro hombre donde se le facilita una mirada personal, a sus pensamientos y sentimientos a sus ideas y aspiraciones”, nada de esto se puede conocer por una experiencia objetiva “si no por la libérrima auto manifestación del otro” y es en el otro donde el futuro sacerdote encuentra su misión de ser, es este tipo de pensamiento filosófico que nos permite “penetrar en el ser personal del otro, el cual posee la riqueza de una vida espiritual intima”. No cabe duda alguna de la importancia de la filosofía en el futuro sacerdote, pues en ella cabe la renombrada razón de ser del formando, pues el pensamiento filosófico “exige que nos abramos al otro en fe y confianza, penetrando en el, con inteligencia compartiendo su propio pensar su propio mundo personal”. Es aquí donde el hombre en comunión con el o9tro “alcanza la suprema posibilidad de sí mismo” y es a través de este conocimiento personal se llega a una postura fundamental de un amor personal.[7]

Amaos los unos a los otros como yo os he amado (Juan 15:12) la máxima de la misión del futuro sacerdote, llegada siempre a la luz de la filosofía. Es bajo los diferentes aspectos de la llamada del hombre al sacerdocio donde se encuentra la cuestiones del ser y Dios, de la sociedad y uno, de los otros y el amor, con justa razón infundados por nuestro ser interior que a la luz de la bien aplicada filosofía en la formación sacerdotal reciben una respuesta objetiva y bien definida para la vida digna

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M. Beuchot                                                                                                                                                                                 Manual de Filosofía / Noción de Filosofía                                                                                                                     Ed. San Pablo México 2011                                                                                                                                                           pp. 9-14                                                                                                    
Juan Pablo II                                                                                                                                                           pastores davo bovis 5ª ed.                                                                                                                                                                    Ed. San Pablo México 2004                                                                                                                                                                                  52  p.141
M Burgos                                                                                                                                                    Antropología: una guía para la existencia  2ª ed.                                                                                              Ed. Palabra Madrid 2005                                                                                                                                                                         P. 376
E. Coreth                                                                                                                                                                                                                         ¿Qué es el hombre? Esquema de una antropología filosófica 4ª ed.                                                                                                                                                              Ed. Herder  Barcelona 1982                                                                                                                                                                              p.214


[1] M. Beuchot Manual de Filosofía / Noción de Filosofía. Ed. San Pablo México 2011 pp. 9-14                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          
[2]Juan Pablo II pastores davo bovis 5ª ed. 52.  2004 p.141
[3]Ibíd. P. 142
[4]M Burgos Antropología: una guía para la existencia 2ª ed. Ed. Palabra Madrid 2005 P. 376

[5] E. Coreth  ¿Qué es el hombre? Esquema de una antropología filosófica 4ª ed. Ed. Herder Barcelona 1982 p.214                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

[6] Ibid., p.220.
[7] Ibid,. pp. 221-223

martes, 11 de septiembre de 2012

El Director Espiritual dentro de la Formación Sacerdotal en el Seminario


El Director Espiritual dentro de la Formación Sacerdotal en el Seminario

Pbro. Angel de Jesús Godoy Juárez

El  Director Espiritual es una figura importante dentro de la formación sacerdotal, los documentos de la Iglesia lo consideran en como parte esencial de la comunidad educativa y además como miembro del Equipo Formador.[1] El sacerdote que cumpla esta misión debe contar con estas cualidades: «Santidad de vida y competencia doctrinal, humildad, caridad, prudencia, discreción, paciencia, intensa vida espiritual, experiencia pastoral y pedagógica»[2].

El Director Espiritual viviendo en el Seminario se coloca en primera línea, al interno de la comunidad formativa, para ayudar a los formandos a  luchar contra el espíritu de aislamiento, de indiferencia, de pasividad y de autosuficiencia. Ayuda al formando a clarificar  una constante tensión entre los dos polos fundamentales de la vida: la soledad y la comunión.[3]

Como parte del Equipo formativo, el Director Espiritual acompaña a los seminaristas de una manera visible y externa, organizando y coordinando algunos momentos de la vida del seminario,[4]  ya que desarrolla desarrollar una actividad pública y no solo privada. Esta misión, si la ocasión se presenta, se puede realizar con algunas personas que no sean residentes del Seminario.

Por otra parte, el Director Espiritual tiene una responsabilidad mayor que se coloca en el campo del fuero interno en el proceso de acompañamiento del seminarista, ayudándole a comprender y a aceptar  la voluntad de Dios,  en el discernimiento vocacional, en la promoción y el ejercicio de la oración personal.[5] Por esta razón dada la importancia de del Director Espiritual en la proceso vocacional el Código de Derecho Canónico expresa: «En todo seminario ha de haber por lo menos un Director Espiritual, quedando sin embargo libres los alumnos para acudir a otros sacerdotes que hayan sido destinados por el Obispo para esta función».[6]

El Padre Maurizio Costa distingue tres figuras fundamentales en el acompañamiento espiritual de los seminaristas: el Director Espiritual, el Moderador de Vida Espiritual y el Confesor. [7]

a.     El Director Espiritual
El Director Espiritual es una persona nombrada de manera oficial, escogida y enviada por el Obispo para que forme parte del equipo formador del seminario,[8] su labor es cuidar el aspecto de la vida espiritual de los seminaristas, actúa y se mueve en un doble plano:

Sobre el plano comunitario situado en  el fuero externo y como animador de la vida espiritual de todo el Seminario le corresponde la  coordinación de varios ejercicios de piedad y de la vida litúrgica,  también es de su competencia dar a conocer instrucciones sobre la vida espiritual en general y sobre la vida sacerdotal, organizando  los tiempos del espíritu para los candidatos al sacerdocio, a menos que el mismo Rector no se avoque a esto.

Sobre el plano personal, en el fuero interno (no sacramental  en cuanto tal), como director o acompañante o consejero espiritual de cada los seminaristas que lo hayan elegido como ayuda para la búsqueda de la voluntad de Dios, sobretodo encontrando el discernimiento de la autenticidad de la propia vocación, y como maestro y guía en el Espíritu.

El Director Espiritual, a través del coloquio personal con el  seminarista, debe ayudarle a fortalecer su crecimiento en la oración personal y  adecuando a su propia vida la fe, pero tiene que evitar caer  en una opinión parcial de su vocación, selectiva, intimista, arbitraria, para que pueda impregnar en el candidato  un discernimiento claro, logrando un criterio maduro de opción sacerdotal.

Para llevar a cabo  esta función sobre el plano personal el Obispo puede designar, y es mejor que así sea, otros sacerdotes. Así se puede responder mejor, y en un modo más adecuado, que sea delegada para tal función, una persona de plena fe que pueda garantizar la unidad de la dirección del seminario y de esta manera, sea asegurada y resguardada a todos y a cada uno la libertad  de abrir y manifestar la propia conciencia.

b.     El Moderador de la Vida Espiritual
Es un sacerdote escogido libremente  por el candidato para la propia  formación espiritual, fuera de la personas designadas por el Obispo para la dirección espiritual en el Seminario.[9] Su nombre debe ser notificado al Rector para obtener la aprobación de su elección y para garantizar el principio de libertad de conciencia de los seminaristas ya que su labor está sobre el fuero interno, de esta manera se garantiza no caer en una anarquía de la formación espiritual, que atente contra la unidad de la dirección espiritual conveniente en cada seminario.

La función del Moderador  Espiritual es la misma que realiza el Director Espiritual en cuanto a la acción del plano personal. Se diferencia formalmente del Director Espiritual Oficial en dos puntos:

Actúa solo sobre el plano personal y no sobre el plano comunitario; y ser elegido no de manera oficial sino presentado por el Rector al Obispo.

Es elegido por parte del alumno,[10] pero con la aprobación del Rector para el ejercicio de su labor espiritual sobre el seminarista.

c.      El Confesor
El Confesor «es un sacerdote autorizado por el Obispo, que, por su competencia, virtud, discreción y benevolencia, da confianza a los alumnos para que acudan con frecuencia al Sacramento de la Reconciliación».[11] Su labor se desarrolla en el fuero interno de manera sacramental. La libertad de elección del confesor  está tutelada en el Código de Derecho Canónico,[12] por lo en este caso no existe la necesidad de notificar al Rector de quien se confiesa o con quien se confiesa.

En este sentido, el Seminario debe garantizar la presencia, al menos un Director Espiritual en la vida interna de la comunidad para favorecer la frecuencia a la confesión. El Código de Derecho Canónico  orienta que al menos dos veces al año, el Seminario invitará a otros confesores externos ante los cuales los seminaristas puedan recurrir para recibir el sacramento de la Penitencia[13].

El Director Espiritual tiene la responsabilidad en el proceso formativo en el ámbito de la Dimensión Espiritual por lo tanto, sus principales funciones son:

·     Dirigir y coordinar los diversos ejercicios de piedad y de la vida litúrgica,[14]en donde «la Eucaristía sea el centro de toda la vida del Seminario».[15]
·     Coordinar a otros sacerdotes autorizados por el Obispo para cumplir el rol de directores espirituales o confesores de los alumnos, con el objetivo de asegurar la unidad de criterios en el discernimiento vocacional.[16]
·     Es el principal responsable de la coordinación de la vida espiritual del Seminario  y todo lo que concierne a los momentos de oración y de piedad. Por lo que estará atento a una adecuada programación de las actividades como son los ejercicios espirituales, retiros, Eucaristías, etc.
·     Motivar al alumno a la frecuencia del sacramento de la reconciliación por medio de las celebraciones penitenciales comunitarias.
·     Favorecer el encuentro personal de la dirección espiritual, por lo cual debe estar a tiempo completo a este servicio.
·     Salvaguardar la confidencialidad del fuero interno, sacramental o extra sacramental, valorando como sagrado la apertura de la conciencia del alumno.
·     Ayudar a los seminaristas a descubrir la relación entre el coloquio espiritual y la confesión sacramental, teniendo cuidado de hacerles entender que la apertura del sagrario de la conciencia  lleva a la acusación de los pecados.
·     Recomendar la necesidad y la importancia de la confesión frecuente sin olvidar lo establecido jurídicamente tomando en cuenta que se ha concedido al seminarista  la libertad total en la elección de su propio confesor.[17]
·     Comprometido en ayudar a los seminaristas a entender cuál es la esperanza de su vocación, si se detecta que el camino del discernimiento vocacional no conduce a la meta del ministerio ordenado, debe hacer que esta orientación sea madurada,  digerida con tranquilidad y con calma, evitando, en cuanto sea posible que la medida de expulsión del seminario, tomada por parte del Rector, cauce heridas profundas.[18]
·     Contar con las necesarias aptitudes para el campo de la Dirección Espiritual, así como en Teología Espiritual y en otras ciencias del conocimiento y guía de las personas, además de contar el mismo con un Director Espiritual. [19]



[1] Ver Costa, M., Tra identità e formazione, Edizione ADP, Roma 2003, 304.
[2] Ver CIC 1051§1; Conferencia del Episcopado Mexicano, Orientaciones para la Formación Espiritual en los Seminarios Mayores de México, 147.
[3] Ver Panizzolo, S., Il prete e la sua formazione, Edizione Dehoiniane, Bologna 2008, 87.
[4] Ver Congregación para la Educación Católica, Directrices sobre la preparación de los formadores del Seminario, Roma 4 de noviembre de 1993, 44.
[5] Ver Costa, M., Tra identità e formazione, Edizione ADP, Roma 2003, 305.
[6] CIC 239§2
[7] Los temas sobre el Director Espiritual, el Moderador de Vida Espiritual y el Confesor son traducción nuestra con algunas adaptaciones de Costa, M., Tra identità e formazione, Edizione ADP, Roma 2003, 305 – 309.
[8] Ver CIC 239§2
[9] «Acostumbren los alumnos a acudir con frecuencia al sacramento de la penitencia, y se recomienda que cada uno tenga un director espiritual, elegido libremente, a quien puedan abrir su alma con toda confianza». CIC 246 § 4.
[10] Ver CIC 246§ 4
[11] Ver Conferencia del Episcopado Mexicano, Orientaciones para la Formación Espiritual en los Seminarios Mayores de México, 161.
[12]«Además de los confesores ordinarios, vayan regularmente al seminario otros confesores; y, quedando a salvo la disciplina del centro, los alumnos también podrán dirigirse siempre a cualquier confesor, tanto en el seminario como fuera de él». CIC 240§1.
[13] Ver CIC 240 §1.
[14] Ver Congregación para la Educación Católica, Directrices sobre la preparación de los formadores del Seminario, Roma, 4 de noviembre de 1993, 44.
[15] CIC 246 § 1.
[16] Ver Congregación para la Educación Católica, Directrices sobre la preparación de los formadores del Seminario, Roma, 4 de noviembre de 1993, 44.
[17] Ver CIC 246§4.
[18] Ver PANIZZOLO, Sandro, Il prete e la sua formazione, Edizione Dehoiniane, Bologna,2008, 87-88.
[19] Ver Conferencia del Episcopado Mexicano, Orientaciones para la Formación Espiritual en los Seminarios Mayores de México, 161 y 164.

En oración

Muchos saludos en estos momentos en que estamos viviendo El el tiempo del adviento.