Irradiando el amor de Dios a toda la humanidad.

Fue necesario que Jesús se mostrase no solo con la naturaleza humana sino que se manifestara glorioso en su naturaleza divina; al momento los discípulos no comprendieron nada pues su mente ante tal manifestación se embotó, se bloqueó, estaban ante una manifestación divina que exige pureza de alma, que exige esfuerzo en el ascenso, que exige disciplina en la observación de los mandamientos divinos y sobretodo que exige un corazón abierto y disponible a la presencia Real de Jesucristo el Hijo de Dios, Dios y hombre verdadero.