Atentos al amor de Dios... libres de miedos y ansiedades

Dios va preparando a la humanidad representada en aquellos hombres y mujeres que salieron de la esclavitud del pecado por este paso purificador del «mar Rojo» que no es otra cosa sino figura de nuestro bautismo, porque si bien a ellos se les pidió dejar todo para ir adorar a Dios, también nosotros dejamos todo para reconocer no solo de palabra que Jesús es el Hijo de Dios, pero este recorrido no termina ahí, ocupa recorrer el resto del camino que para ellos y para nosotros es la misma vida con todos los peligros que implica el moverse en el desierto por tanto tiempo, expuestos a los peligros naturales pero también a las tentaciones de querer dar marcha atrás o de confundir a Dios con el ídolo.