lunes, 8 de diciembre de 2014

El Llamado a la Felicidad por Seminarista César López


El llamado a la felicidad

Por César López


Cuando caminas por las plazas más visitadas de la ciudad de Tijuana, es inevitable observar cómo en las personas se perciben muchas carencias, carece de una vida afectiva adecuada, carece verdaderas amistades, carece de amor y de felicidad, es sin duda que todos queremos ser felices pero no sabemos cómo serlo, ni cómo encontrarnos con ella.

La mayoría de las sociedades considera una fuente de alegría el asistir a centros comerciales y perderse por horas buscando prendas de vestir que les satisfaga, falsamente se cree que la felicidad está en el poseer, es sin duda placentero, pero ya una vez que se tiene la cosa, se experimenta nuevamente un vacío, una falta de algo que nos dé felicidad;  en grados mayores los jóvenes que trabajan desean tener un carro y pasearse con sus amigos o con sus novias, esto es ya una saciedad de satisfacciones que no constituyen la totalidad de la plenitud; también los jóvenes que estudian anhelan terminar sus estudios, encontrar un buen trabajo y después adquirir una casa en sus mejores casos, o en su defecto derrocharlo para supuestamente ser feliz viviendo al día y adquiriendo lo más novedoso en tecnología.

Es ciertamente necesario y constituye un medio también para alcanzar una estabilidad económica el trabajo y el estudio, pero no lo es todo, no estamos hecho simplemente para perfeccionarnos en un trabajo y para alcanzar alguna carrera profesional, el éxito no es la felicidad; podemos decir que respecto al estudio, si previo a la elección de la carrera a estudiar se ha optado por aquella a la cual responde a nuestras aspiraciones primordiales considerándose aquella en las que vamos a potencializar al máximo nuestras cualidades que poseemos es verdad que nos realizaremos en la práctica de esta profesión o en el servicio profesional que brindemos, pero algo muy importante es siempre tener presente que “toda labor, oficio o profesión está encausada a dar un servicio a la persona” tratándose de profesiones humanísticas, y en la medida que nos damos a los demás en los diversos servicios que podamos dar, nos vamos realizando como personas, éste es el objetivo principal de nuestro llamado a un servicio a los demás y que en segundo término podemos llamar vocación, estamos llamados a servir a los demás y en la medida que logremos prepararnos mejor profesionalmente podremos ayudar mejor a la sociedad con todos nuestros talentos y preparación correspondiente, con honestidad, entusiasmo, alegría.

Pero si el servicio profesional o de oficio es llamado una vocación en segundo grado ¿Cuál será el primer grado o punto importante en la vocación? Sin duda es la vocación al amor; todo trabajo dignifica al hombre, muestra su interioridad, su capacidad de realizar algo con excelencia una manera especial de trabajar, en general todos los talentos se multiplican en la práctica del hacer, pero hay una necesidad de primer grado que estamos llamando vocación al amor, no brinda plenitud a la persona simplemente vivir para trabajar, hay algo más grato en la vida, la relación laboral no lo es todo aunque llegue a constituir gran parte de la vida, un ejemplo claro lo vemos en aquellos jóvenes que después de su trabajo llegan a casa y experimentan un vacío, es claro que el trabajo no lo es todo, necesitamos algo más, alguien con quien compartir nuestras vidas, esta vocación puede ser al matrimonio, “por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une con su mujer (Gen. 2, 24)”.

Es sin duda una vocación importante la respuesta a un llamado a la vida y a la felicidad, donde hay una renuncia a uno mismo por complacer a la otra persona, una entrega generosa de la pareja, una renuncia al yo por encontrar el nosotros, y este amor se materializa en los hijos que son este fruto de este amor, este amor encarnado, una participación en la cocreación que Dios regala a aquellos que abrazan este llamado en la vocación al matrimonio, matrimonio que adquiere una unidad indisoluble para toda la vida y en donde Cristo viene a ser quien unifica por este sacramento del amor, signo presente del  Reino de Dios.

Otro estado de vida donde el hombre se realiza plenamente es la vocación a la vida soltería, figura ésta entrega generosa hacia los demás, como a las amistades, el voluntariado a fin de auxiliar a los necesitados, al servicio de la Buena Nueva que es Cristo para llevarla a las personas que necesitan de su palabra a fin de conocerlo, amarlo y vivir desde ahora este Reino de paz y justicia en Dios, en quien se ponen todas las esperanzas; la vida de soltería es otra respuesta a la vocación en primer grado, en donde se aplica también este servicio profesional que tantos hombres de buena voluntad brindan desprendidamente como algunos médicos, enfermeras, y otros servicios que se hacen por amor a Dios y al prójimo.

Sin duda una vocación muy primordial es la vocación a la vida sacerdotal o religiosa, donde se vislumbra una respuesta generosa a Dios como en las otras vocaciones en primer grado que me refiero, es en la vocación al sacerdocio donde se participa de esta Paternidad Divina, siempre me ha gustado ilustrar el amor y la plenitud personal que se llega a concebir en esta vocación en un “amor universal”; supongamos que el amor en la pareja viene a ser un amor particular donde es necesario la dádiva del uno para el otro, un amor particular, sin duda algo bellísimo para aquellos que han abrazado por haber sido llamados a esta vocación, pero en el sacerdocio el amor se universaliza y adquiere una dimensión mayor, donde el amor se va concibiendo en la entrega generosa hacia los demás, el amor que se recibe y que se da a tantas personas necesitadas de la palabra de Dios, necesitadas del perdón de Dios, necesitadas de una respuesta ante tantas adversidades e injusticias, necesitadas de consuelo, también necesitadas materialmente, en fin necesitadas de Dios y el sacerdote es aquel puente entre Dios y los hombres, así como se desgasta el hombre para sacar adelante y darlo todo por su mujer y sus hijos, el sacerdote se desgasta por darlo todo para que los hijos de Dios e hijos de la Iglesia tengan abundantes gracias y bendiciones, es un desgaste que responde claramente las siguientes palabras de Jesús “si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda él solo, pero si muere da mucho fruto” (Jn. 12,24).

Implica renunciar principalmente a las comodidades, a los caminos fáciles que no llevan a ningún lugar, requiere un esfuerzo constante, renuncia, así como para lograr una carrera profesional que va en beneficio de la persona y de los demás en la medida que les sirve, también cuesta esfuerzo y sacrificio dar la vida por ellos, pero aquí radica la felicidad en la donación, porque dando es que se recibe; implica un regalo de toda la persona en los diferentes tipos de vocación “el hombre concibe su mayor perfección y su felicidad en una donación de si hacia los demás”[1], porque cada uno somos un regalo que Dios hace a la humanidad, cuando los seres humanos logramos comprender que nuestra vida tiene sentido sirviendo a los demás y verdaderamente le servimos iremos por camino seguro, no es fácil entregar la vida, sin embargo para ello hemos sido creados, entregar la vida cada día, forjándonos en virtud y estas nos están brindando una perfección, plenitud, satisfacción y la felicidad que nuestra alma y todo nuestro ser, desea para la cual hemos sido creados.




[1] Burgos, Juan Manuel, Antropología, una guía para la existencia, Palabra, España, 2003, p. 37

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En oración

Muchos saludos en estos momentos en que estamos viviendo El el tiempo del adviento.