El cuerpo de Jesucristo somos todos los bautizados, todos los
que conformamos la Iglesia y esto es una bendición porque el sabernos miembros
suyos nos hace beneficiarios de sus múltiples dones, pero también nos asocia de
una manera extraordinaria con su misión, no por nada antes de su ascensión da
la indicación a sus discípulos de «Vayan por todo el mundo a anunciar la Buena
Nueva y bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» Hoy
que estamos festejando el Cuerpo y la Sangre de Cristo pongamos toda nuestra
atención en contemplar la presencia real de Jesús en el sacramento del Altar y
que cada vez que entremos a una iglesia doblemos la rodilla en señal de
adoración, amén de que cuando pasemos al lado de una iglesia hagamos la señal
de cruz recordando precisamente la presencia de nuestro Señor en el pan y el
vino consagrado.
Queridos lectores, tratemos con reverencia el cuerpo de
Cristo, al decir que todos los bautizados somos el cuerpo de Cristo es creerlo
de verdad, es decir, tratemos con respeto, con caridad a cada uno de los
miembros de la comunidad humana, seamos verdaderos hermanos y más de los
necesitados y agobiados, seamos portadores del amor de Dios que «hace salir el
sol sobre buenos y malos»
Como última recomendación para este día: No dejen de ir a
una iglesia y tómense el tiempo de orar ante el Santísimo y participen de la
procesión en una manifestación pública de nuestra fe en Cristo. Dios los
bendiga.
P. Mario Villanueva
padreniko@gmail.com