El tiempo que se le dedica a resolver situaciones sin dar
un resultado adecuado consume tanta energía que nos “roba” la paz e inclusive
sin poder “pegar el ojo” por la noche y es tal el consumo de energía que mina
el desenvolvimiento cotidiano y hace que el rendimiento en todos los sentidos
sea insuficiente, pero hay un peligro mayor y es el que las relaciones con los
demás se debilita a tal grado que termina uno evitando a las personas y se aísla de todo y de todos, pero siempre hay solución inclusive a este asunto que
se fue tornando complejo: para tener una vida serena es necesario restablecer
la comunicación interrumpida con el interlocutor por excelencia, me refiero a
Dios.
Si realmente deseamos saber relacionarnos con las demás
personas es necesario cultivar nuestra relación con Dios mismo a través de la
oración y la reconciliación, un paso a la vez, pero sin dejar de alternar
constantemente, de esta manera se logrará una serenidad espiritual que
permitirá el ir resolviendo todas las situaciones que antes no se les podía dar
una solución, es aprender a ver las cosas de manera objetiva y valorarlas en su exacta dimensión.
Que haya paz en tu corazón, vete y reconcíliate con Dios y
luego ve y haz la paz con tu prójimo, quien lleva paz en el corazón
necesariamente sabrá ser un buen mensajero del amor de Dios.
P. Mario Villanueva
padreniko@gmail.com
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