Podemos observar en la actitud
de Jesús la compasión y la misericordia con la que trata a ésta mujer y
podemos ver también como el Señor
confronta sabiamente a los acusadores-jueces
y verdugos de la adúltera, permitiendo que haya una mayor conciencia en
cada una de las partes.
Primeramente con la
comunidad que la acusa y quiere su muerte, pidiendo que «arroje la piedra quien esté libre de pecado» en este punto
queridos hermanos podemos reconocernos con aquellos hombres que nosotros
tampoco estamos exentos de pecado y en consecuencia tendríamos que ser más
compasivos con los demás, promoviendo la
conversión de ellos con el testimonio y así ayudar a su propio crecimiento
espiritual.
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