Por
Hermenegildo Galeana
Religioso
Escolapio
1er
semestre de Filosofía
Este trabajo sobre los
elementos de la madurez humana, es como una luz que nos ayuda a ver con
claridad las cosas positivas y negativas que hay en nuestro interior. Así pues,
es un instrumento que favorece amar la belleza que está dentro de cada ser
humano, también es útil para tener una relación coherente con las demás personas.
Teniendo una vida de madurez interior es cuando podamos vivir en plenitud.
La madurez interior es el medio por el cual
podemos relacionarnos con nosotros mismos. También tiene que ver con nuestra
autoestima, que es un elemento que nos da energía, fuerza, esperanza, fortaleza
y nos convierte en personas creativas en la vida. De esta manera, somos en
individuos más plenos y abiertos a los nuevos retos que se nos presentan día a
día. Cuando tenemos una autoestima equilibrada, es señal de que tenemos
seguridad y confianza con nosotros
mismos, también la autoestima nivelada
nos ayuda a enfrentar los desafíos y miedos que nos surgen a veces, e incluso
nos beneficia para adquirir nuevos comportamientos.
Siguiendo a Francisco
Escalante de la Hidalga: “la aceptación
personal es un acto de amor y respeto por lo que somos, lo cual nos
posibilitará amar y respetar a otros, y desarrollar la conciencia de nosotros
mismos.”[1]
La autoimagen positiva es vital para la
madurez. Para obtener es importante apreciarse uno mismo, respetar nuestra
personalidad tal como es, porque somos autores de la propia imagen y es tener una
actitud positiva de sí mismo. Esto depende del valor que el individuo se da de
sí mismo. Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada y cada pensamiento
que se forma en la mente dependen de una autoimagen de la persona. Desde la
perspectiva de una buena autoimagen dependerá nuestra felicidad, una persona
con una buena imagen, vive alegre, es
sonriente, es amable y es capaz de amar y relacionarse en plenitud con los
demás, porque lo que hay en su interior es lo que refleja en su exterior.
Según John Powell: “lo que nos sentimos incapaces de hacer- y es
algo que todo ser humano debe hacer para estar plenamente vivo- es aceptarnos
tal como somos.”[2]
En conclusión, si
tenemos buenas bases para valorarnos a nosotros mismos, entonces somos capaces
de respetar los derechos y la libertad de cada individuo. Y de esta manera
aprenderemos amarnos los unos a los otros.
Elementos
negativos de la inmadurez humana.
La inmadurez humana es
un impedimento que no nos deja avanzar en nuestros proyectos de la vida cotidiana,
también retrasa el crecimiento de cada persona, es una fuerza negativa que
influye en un individuo. La inmadurez humana es una cadena que no permita amar
y convivir con las personas, nos engancha en un mundo pequeño y no deja vivir
el presente, ni nos deja estar pacientemente de modo amble y sano con otros.
Esto paraliza el más allá de nuestra realidad, se podría decir que es un
obstáculo que dificulta mantener la calma y la alegría con nosotros mismo e
igualmente con los demás.
Siguiendo a John
Powell: “la gente que está a la defensiva
no pueden ser gente en crecimiento porque su mundo no es más grande que ellos
mismos, y el círculo de sus horizontes está firmemente cerrado.”[3]
La inmadurez humana, es
la falta de identidad de la persona, para
el inmaduro no hay mundo objetivo, su mente está bloqueada con los
pensamientos negativos. Por tanto este criterio de inmadurez nos convierte en personas mediocres
y sin ningún propósito de prosperar en la vida y buscando los defectos de
otros. También nos aísla de la comunicación y libertad con las personas a
quienes amamos.
Citando palabras de
John Powell: “dentro de cada uno de
nosotros existe una grabadora que hace sonar el fondo musical de un psicodrama
que continuamente está siendo representado. En el escenario están el padre,
niño y el adulto. La madre o el padre están haciendo llegar un mensaje al niño.
El niño está reaccionando emocionalmente a ese mensaje. Cuando el adulto escucha el mensaje y ve la reacción
del niño, tiene que hacer entrada y corroborar
o negar el mensaje. El adulto tiene que ser asertivo porque, si no lo
es, el futuro completo de la persona involucrada no será otra cosa que vivir en
la programación del pasado. El padre y/ niño dominarán esa vida.”[4]
[1] Escalante
de la Hidalga, Francisco. “Aprender a
vivir.” Editorial. Star Records. S. A. De C. V. Reimpresión (revisada y
actualizada): Mayo de 2011. P. 198
[2] Powell,
John. “Porqué temo amar.” Traducción:
Milagros Amado Mier. Para la edición española: 2007 by Editorial Sal Terrae. P.
43
[3] Powell,
John. S.J. “¿Por qué tengo miedo de
decirte quién soy? Editorial Diana. Primera edición : septiembre de 1998.
Décima sexta reimpresión: febrero de
2o11. P. 34
[4] Ibid.
P. 19
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