El final de la creación no es
otro que la Gloria de Dios, para nosotros género humano y particularmente como
creyentes es importante que hay momentos de todo tipo, hay momentos muy alegres
pero otros muy difíciles, hay momentos de flaquezas y otros de fortalezas, pero
lo importante es que nos demos cuenta que nuestro destino es estar en esa presencias
inefable de Dios, por eso llega «La Hora de la Liberación» que menciona el
Evangelio, una hora en la cual Dios será todo en todos. Buen día hermanos.
HIMNO
Muerte, puerto de mi vida,
vida que en mi muerte estás,
como no sé si vendrás
de luna o de sol vestida,
muriendo estoy en mi vida,
viviendo en ti, muerte, estoy;
pues, siendo lo que no soy
y anhelando al que siempre es,
con la inquietud de tus pies,
hacia sus riberas voy.
vida que en mi muerte estás,
como no sé si vendrás
de luna o de sol vestida,
muriendo estoy en mi vida,
viviendo en ti, muerte, estoy;
pues, siendo lo que no soy
y anhelando al que siempre es,
con la inquietud de tus pies,
hacia sus riberas voy.
Tengo contigo una cita
desde siempre, desde Dios;
sólo una señal: adiós
—sobre el corazón escrita—,
es la palabra inaudita
que digo a todas las cosas.
Y cunas, tálamos, fosas
—claro silencio escondido—,
de adioses el pecho herido,
dicen adiós a las rosas. Amén.
desde siempre, desde Dios;
sólo una señal: adiós
—sobre el corazón escrita—,
es la palabra inaudita
que digo a todas las cosas.
Y cunas, tálamos, fosas
—claro silencio escondido—,
de adioses el pecho herido,
dicen adiós a las rosas. Amén.
Tomado del Oficio de Lectura del Sábado XXXIV del tiempo ordinario
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