«La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos» Cfr Jn 15,8
Por Pbro. Mario N. Villanueva
Nosotros los cristianos estamos llamados a dar mucho fruto, no es un fruto que se mida en la eficiencia del mundo sino sobre todo en la caridad, en el amor que verdaderamente profesamos al prójimo, en virtud de la comunión que tenemos en Dios, es necesario corresponder al gran amor que Dios nos tiene, Él ya de por sí, no abandona, pero es necesario que nuestro ser permanezca abierto a todas esas manifestaciones graciosas de Dios y que correspondamos con amor… créanlo… somos discípulos, o podríamos decir aprendices en las cuestiones del amor, un amor que rebaza fronteras sanguíneas y que nos une plenamente en la manifestación de nuestra entrega generosa hacia Dios en el prójimo. Hacer el bien sin esperar nada a cambio, simplemente porque amamos en Jesús nuestro Señor. Dios les bendiga.
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